La obra de Dios hoy

Dios está presente y sin embargo no lo percibimos. Nos ofrece su amor y su cercanía y no experimentamos nada de ello porque no le dejamos actuar en nuestra vida. No nos hemos dado cuenta de que Dios nos ha dado la libertad y sólo entra en nuestras vidas cuando nosotros queremos que salga de nuestra libertad. Esta es también una razón por la que muchas personas no experimentan nada de él, porque Dios no se impone contra nuestro libre albedrío.

Pero si, desde nuestra libertad humana, concedemos a Dios el lugar que le corresponde, puede y quiere entrar en nuestra vida y ofrecernos su acompañamiento y ayuda, también podemos experimentar su obra, aunque no siempre sea en la forma que hemos imaginado.

Sin embargo, la mayoría de la gente no puede imaginar esto. Dios parece ser sólo una proyección humana. Si luego experimentan algo de la obra de Dios, tales experiencias sólo se describen como coincidencias extraordinarias. No pueden imaginar que hay un poder amoroso detrás de estas "coincidencias". Existe la experiencia mil veces repetida de que la gente no ha sido ayudada por tales "coincidencias", que no ha habido providencias, curaciones o ayuda cuando uno esperaba tales cosas.

Eso es cierto. Pero también es cierto que Dios no interviene en nuestra vida sin que se lo pidamos, sino que necesita nuestro consentimiento debido a nuestra libertad. Esto se aborda de dos maneras en este sitio web: En cuanto al contenido, en los textos "Lo que los cristianos creen" y "Nuestra vida con Dios", y en cuanto a los testimonios de personas que han experimentado la ayuda de Dios.

Si esas experiencias de fe sólo se cuentan de vez en cuando y se comparten con otras personas, tales experiencias sólo pueden percibirse como productos individuales y raros del azar. Por ello, los escépticos no pueden reconocer las huellas de Dios en nuestro mundo. Pero Dios no sólo trabaja esporádicamente; no es culpa de Dios que experimentemos tan poco de su obra, es nuestra culpa como seres humanos que informamos tan poco de ella. Si ahora existe la posibilidad de agrupar esos testimonios, ya no se puede sostener la hipótesis de los "hechos casuales" individuales.

Sabemos por las matemáticas y la estadística lo improbable que es que se repitan esos increíbles "acontecimientos fortuitos". La mayoría de la gente también sabe lo pequeña que es la probabilidad de ganar la lotería. Si ahora se dan testimonios creíbles sobre un gran número de esos "premios de lotería" celestiales, esto puede ser al menos motivo de reflexión para que la gente considere la participación de Dios en esas "coincidencias" agrupadas. Estas "coincidencias" causadas por Dios, especialmente cuando se producen en relación con la oración confiada, eluden completamente cualquier cálculo matemático de probabilidad.

Déjate conmover por los testimonios.

página anterior siguiente página